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Miel

 

Las abejas obreras tardan 21 días en convertirse en insectos adultos, y tan solo viven trabajando unos 45 días en épocas de fuerte floración. Solo en la última parte de esos días irá a recoger néctar, polen, agua, resinas para propóleos y mielatos.

Una cucharadita de 4 ml de miel, del tipo cuchara de café, representa el trabajo de toda la vida de 10-12 abejas.

Para reunir un kilo de miel hacen falta 2.500 abejas.

Cada obrera hará entre 10 y 15 vuelos diarios, volando entre 40 y 100 kilómetros diarios, a una velocidad máxima de 25Km/h, durante al menos 21 días. Cada abeja obrera libará (cosechará) el néctar de 560 flores al día.

En números redondos:

  • 4ml de Miel = El intenso e imparable trabajo de 10 abejas obreras
  • 1kg de Miel = 200.000 mil vuelos, recorriendo al menos 8.000km
  • 1Kg de Miel = Libar el néctar de 1,4 millones de flores (cálculo promedio, dependiendo del tipo de flor)
  • 1Kg de Miel = El trabajo de 2.500 abejas
  • 5Kg de Miel = Requiere volar una distancia de 40.oookm. La circunferencia de la Tierra (la distancia de todo el camino alrededor del ecuador) es de 40,091 kilómetros.

La producción de una colmena completa y fuerte varía según su salud, territorio, floración y clima, desde 12 kilos en La Alcarria a 30 kilos en zonas de Extremadura o Galicia. Al menos 8 kilos deberán conservarse en la colmena como reservas de invierno para las abejas.

Fuente(s) J. Jansonius, Duncan Colin McGregor. “Palynology, principles and applications, Volumen 1”. Ed. American Association of Stratigraphic Palynologists Foundation, 1996. ISBN: 871034,978093. Pág. 934 “On the average, one worker bee produces about 1/12 of a teaspoon (0.4 ml) of honey in her lifetime”

Fabricación de la miel

La miel la producen abejas de la especie denominada “Apis mellifera” o “abejas melíferas“, estos insectos forman parte de una comunidad y son criadas por el hombre en colmenas cuidando las dimensiones y condiciones adecuadas para favorecer que éstas fabriquen la mayor cantidad posible  de mieles y de la mejor calidad. Los enjambres están compuestos por miles de abejas, cada una con una misión que permite diferenciarlas en varias clases:

-la abeja reina, que es única, su función es procrear y sólo es fecundada una vez;

-las abejas obreras que son las que recolectan el néctar lo llevan a la colmena y fabrican miel, cera, jalea;

-los zánganos cuya misión sólo es fecundar a la reina y luego son expulsados o eliminados.

La colmena elige a la futura reina, a las que serán obreras y a los zánganos: los zánganos nacerán de huevos sin fecundar, las obreras se alimentarán de miel y polen más una dieta pobre de jalea, mientras que la futura reina se alimentará fundamentalmente de jalea real.

Las abejas obreras cambian de función según su edad: las más jóvenes se dedican a la limpieza, después crían larvas, a continuación reparan o construyen panales, luego pasan a almacenar polen y miel en celdillas y posteriormente defienden la colmena. Cuando consiguen la capacidad de volar es cuando pasan a ser recolectoras y salen a recoger el néctar con el que fabricarán la miel y el agua para regular la temperatura y humedad de la colmena dedicándose a esta labor sin descanso desde que tienen 22 días hasta que mueren. Son estas abejas las que inician la elaboración de la miel junto a la planta, la preparación de la miel comienza en la planta, la cual produce el néctar principalmente en la base del interior de la flor; de esta forma, ésta consigue que los insectos polinicen la planta cuando se introducen para recoger el néctar.

La recolectora, para la elaboración de las mieles, guarda el néctar recolectado en “el buche” durante un tiempo transformando la sacarosa que contiene la miel en glucosa. Al regresar al panal saca el néctar y se lo pasa a otra compañera (esta vez una obrera) que lo guarda en su buche. La abeja obrera alarga la trompa y saca una gotita de miel manteniéndola unos segundos en el exterior, después la vuelve a guardar y saca otra gotita para repetir este proceso de 80 a 90 veces para eliminar parte del agua y así convertir con sus enzimas el néctar en miel.

Sin embargo, esta miel aún no ha finalizado su elaboración; debe madurar y eliminar agua, para lo cual las obreras introducen en una celda la gotita y la extienden haciendo que esté lo más expuesta al aire posible. La colmena se encuentra a unos 35º C aproximadamente, lo cual ayuda a deshidratar esta miel “inmadura” junto con la entrada de aire fresco forzada por las abejas con el batir de sus alas. Terminado el proceso de deshidratación, la mezcla habrá perdido un 80% del agua. Las abejas van llenando las celdas con las gotas de miel que han deshidratado en otros compartimentos y cuando éstas se llenan las tapan con una capa de cera virgen, lo que también se denomina “opercular”. Este proceso finaliza la parte de la fabricación de la miel destinada a las abejas.

Además de néctar las abejas también recolectan polen, el cual humedecen con el néctar y lo transportan en sus patas en forma de bolitas. Una vez en la colmena otras abejas obreras deshacen las bolitas y las prensan con miel para su conservación. Sin embargo, hoy en día las colmenas disponen unas piezas que llevan unos pequeños agujeros por los que han de pasar las abejas, cuyo tamaño hace que a estas recolectoras se les caiga el polen a unas bandejas que hay en la parte inferior para ser recolectado por el apicultor.
Las abejas van introduciendo en celdillas aquellas gotas de miel que se encuentran con un grado de humedad óptimo y cuando la celda está llena de miel la tapa con cera de forma que se conserve intacta.

Extracción

La extracción de la miel se realiza cuando los panales están operculados, es decir, cuando la miel está “madura”. A este proceso se le llama “desopercular” y consiste en cortar con un cuchillo especial la tapa de las celdillas (también llamada “opérculo”) para hacer que la miel salga o bien pasar un cepillo especial que abre los opérculos. Los panales se colocan en el interior de unos recipientes donde se extrae la miel por medio de un proceso de centrifugado de forma que los panales queden limpios para que las abejas vuelvan a utilizarlos. Quitándoles así su trabajo y el alimento que necesitan para pasar el invierno.

El maltrato a las abejas

Debido a que se ve volar libremente a las abejas, también se les suele considerar libres de las crueldades habituales de la industria ganadera. Sin embargo, las abejas son tratadas en su mayor parte exactamente igual que cualquier otro animal de granja. Son sometidas a exámenes rutinarios y manipulación, regímenes alimenticios artificiales, tratamiento con medicamentos y pesticidas, manipulación genética, inseminación artificial, transporte (por aire, tren y carretera) y sacrificio. Todo este tipo de cosas pueden leerse en cualquier “Guía Práctica Sobre Manejo Técnico de  Colmenas”.

Abejas aplastadas al manipular los paneles

Cuando los apicultores manipulan los panales, muchas abejas mueren aplastadas. Frecuentemente, las colmenas se rocían con humo para calmar a las abejas y facilitar su manipulación. Se colocan exclusas o dispositivos especiales que violan el espacio de las abejas para recoger los productos mientras entran en la colmena. Se separa a las abejas de sus colmenas agitándolas vigorosamente o expulsándolas con potentes corrientes de aire. Pueden acabar con patas o alas cortadas.

Robo de miel y alimentación de peor calidad

La miel la producen las abejas para ellas mismas, por lo tanto, cogerla es robar lo que ellas han producido con su duro trabajo. Los apicultores suelen alimentar a sus colonias con sustitutos artificiales de polen y almíbar de azúcar blanco, generalmente para sustituir la miel que les han robado. Si estas prácticas se realizan durante largos períodos se tiempo hacen disminuir la productividad y longevidad de la colmena. Las colonias se deberían alimentar con su propia comida natural –miel y polen– produciendo abejas nacidas con mayor tamaño y más vigorosas.

 

A la abeja reina le cortan las alas

Cortar las alas a las reinas evita enjambrar e irse volando. Enjambrar es su forma natural de reproducción, crecimiento ysupervivencia de la especie, al menos en estado salvaje. Sin embargo, los apicultores tratan constantemente de evitar este fenómeno natural usando feromonas artificiales y cortándoles las alas para mantener su colonia bajo control.

La abeja reina es matada (horfanizar la colmena)

En la producción de miel, habitualmente se insemina artificialmente a las abejas reina con esperma obtenido de machos decapitados. Una reina puede llegar a producir medio millón de huevos en su ciclo de vida natural. Sin embargo, sólo le dejan vivir 2 años en el mundo comercial produciendo 150.000 huevos por año. Las reinas son sistemáticamente sacrificadas cada dos años porque tras un período de tiempo su capacidad de producción de huevos decrece, de modo que la colmena entera se hace improductiva y no es rentable. En Israel las matan y renuevan cada año.

En el artículo “Recomendaciones de Malka. Cabaña apícola para una exitosa utilización de las abejas reinas fecundadas”, así lo explican los apicultores:

 “1) Hay que matar a la reina vieja que va a ser reemplazada. Esto puede hacerse aplastándola con los dedos y luego dejarla en el piso de la colmena, justo debajo de los listones inferiores de los marcos.

2) Si la colmena no tiene reina fecundada porque enjambró o porque experimentó un reemplazo, se deberá localizar y matar a la reina virgen.

3) Se tendrá que destruir TODAS las celdas reales (operculadas o por opercular) que estén presentes en la colmena. A tal efecto, conviene sacudir las abejas de los marcos dentro de la colmena para ver si en alguna esquina o disimulada por alguna construcción de panal se nos pasó inadvertida alguna celda real. Al destruir las eventuales celdas reales que pudieran estar presentes, disminuímos significativamente las chances de que las abejas obreras huérfanas desarrollen preferencia hacia las celdas por nacer en vez de a la reina fecundada enjaulada que acabamos de introducir.

4) Luego de haber matado a la reina que va a ser reemplazada y de haber destruido la totalidad de las celdas reales que pudiera haber, hay que dejar a la colmena 48 horas en completa horfandad y sin realizar ningún tipo de manipulación sobre ella.”

En la página web apícola apicnews.com podemos leer el artículo “Introducción de reinas. Colocando la Reina en la Colmena”, donde se dice lo siguiente:

“Horfanizar una colmena no es solo matar la reina, sino saber manejar los tiempos de la abeja y no el del apicultor, algo que se hace muy a menudo. Cuando matamos o retiramos la reina de la colmena, las abejas pierden su presencia física, que es una de las que indican su existencia, pero no la única.”

Uso de pesticidas y antibióticos

Los apicultores han pasado a depender del uso de pesticidas sintéticos y antibióticos para combatir plagas, y esto ha conducido a problemas de riesgo toxicológico tanto para los propios apicultores como para las abejas, así como riesgos de contaminación de la miel. Parece que la tendencia ahora es sustituir los pesticidas por el uso de antibióticos con las abejas.

 

Recoger el polen, otra forma de maltrato

En el siguiente texto, apicultores explican cómo le roban el polen a las abejas:

“Como digo, el polen introducido en la colmena o pan de abeja, no se extrae para su consumo sino que es el alimento de la colonia. El apicultor debe quitar su carga a las abejas antes de que éstas entren a su casa. Para ello colocamos en la entrada o piquera un cazapolen, aparato formado por una rejilla que tapa la entrada y un cajón inferior a donde cae el polen. La rejilla tiene agujeros del tamaño preciso para que pase la abeja solamente si deja caer su carga de polen al cajón.

El cajón de polen debe vaciarse periódicamente, dependiendo de la humedad del sitio en que se extraiga (en la cornisa cantábrica a diario) El polen fresco contiene alrededor de un 15% de humedad (como digo, según las zonas) por lo que, para su conservación debe secarse hasta que solo tenga un 4 ó 5%. El último proceso sería retirar con unas pinzas todas las impurezas y envasarlo.

Con este procedimiento podemos obtener alrededor de 3kg. de polen por colonia y año. Esta cifra es muy variable ya que no conviene explotar a las abejas en exceso (no puedo evitar remordimientos de conciencia cuando veo a las pecoreadoras de polen pelear, intentando introducir su carga en la colmena y al final, exhaustas, dejar caer las pelotas al cajón de polen).

La recogida de polen es uno de los factores que delatan la especificidad polinizadora de la abeja melífera

Si recogemos polen de dos colmenas contiguas comprobamos como predominan pólenes de especies vegetales distintas. Así mientras un día de mayo en una colonia predomina el color verde del manzano en otra puede predominar el amarillo del diente de león.”

 Christian Paul Ozers, “El polen”, “¿Cómo lo hacemos?”

Más productos producidos por las abejas

  •  El polen de abeja es polen recogido por las abejas. También contiene algo de saliva de abeja y néctar. Es popular porque los seres humanos no pueden recolectar una variedad tan amplia de polen.
  • La jalea real es un alimento nutritivo, exclusivo para la reina.
  • La cera de abejas es secretada por las abejas para construir sus colmenas.
  • El propóleo es una resina recogida por las abejas y mezclada con enzimas. Se utiliza alrededor de la colmena como pegamento y como antiséptico.

Las abejas tienen sistema nervioso central

 

Las abejas tienen un sistema nervioso central, y aunque el sistema nervioso de los insectos, arácnidos, etc. es más rudimentario que el de otras especies animales, las abejas también tienen capacidad para sentir dolor. Son insectos inteligentes que han sido descritos como poseedores de unos complejos sistemas de comunicación.

Las abejas sufren por desnutrición al igual que el resto de animales y gracias a los apicultores, algunas colmenas enteras mueren de hambre durante el invierno.

Alternativas

Exiten múltiples alternativas al uso de la miel como endulzante, el azúcar blanco puede ser el más conocido, pero disponemos de azúcar de caña, panela, siropes y melazas, con diferentes sabores, texturas e índices de glucemia.

En cuanto a su uso en medicina, el más común es como cicatrizante, y en este caso se puede sustituir completamente por emplastes de azúcar.

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