Fecha llegada: 5-11-2020

Es un caballo de más de 10 años que apareció abandonado hace unos 3 ,en un terreno rodeado de escombros, chatarra y maleza. Se encontraba en unas pésimas condiciones, con los cascos agrietados, lleno de plantas en el pelo,con heridas y sin ningún tipo de estímulo lo que provocaba que cada día estuviese más triste y apático. Afortunadamente, una mujer lo encontró y comenzó a llevarle agua y comida, también consiguió su cesión y que le dejaran tenerlo en el terreno donde estaba, además, se encargó de castrarlo y hacerle un chequeo . Desgraciadamente, esta persona estaba enferma y cada vez le costaba más acceder al lugar dónde vivía para llevarle agua y comida. En cuanto conocimos el caso nos pusimos manos a la obra para sacarle de aquel infierno en el que se encontraba, y aunque nos costó bastante tiempo, por fin pudimos traerle a su nuevo hogar.

Koko vivió más de 10 años como semental y sólo de vez en cuando se relacionaba con las yeguas de un vecino que iban y venían, se debe de haber sentido muy solo. Ahora convive con Naia que cuando le vio alucinó al ver un caballo de su tamaño, el encuentro entre ambos fue muy emocionante y a día de hoy son inseparables junto con la abuelita Frida.

La vida de los caballos, el maltrato, no se reduce a un grupo particular de personas, el maltrato de los caballos está bien visto, está socialmente aceptado y la gente que se ha ofrecido en todos estos años a acogerle era para montarle, tenerle en terrenos no adecuados o seguros, porque todos lo caballos se merecen esa libertad, ese vivir sin más, sin tener que devolverle nada al humano.

“He pasado toda mi vida siendo utilizado como semental, después fuí abandonado en la más absoluta soledad pero afortunadamente alguien me encontró y me cuidó hasta que pude llegar al que hoy es mi hogar y por fin tener una bonita familia donde puedo ser lo que siempre quise: libre”