Fecha llegada: 16-7-19

De repente una llamada nos alertaba de que dos pichones recién nacidos llevaban más de 24 horas sin la atención de su madre, en un balcón metidos en su nido sin alimentarse y sin recibir asistencia.

Inmediatamente pedimos que les trajeran al refugio, pero cuando llegaron ya estaban con hipotermia y éstasis de buche. Ajete tenía menos de 48 horas de vida y Perejilo menos de 72. Ajete apenas se movía, tanto que prácticamente le dimos por muerto.

Con el asesoramiento de Mis Amigas Las Palomas decidimos que su única opción era que alguna de las parejas del voladero los adoptara, para ello había que “engañarles”, localizamos dos parejitas incubando huevos (falsos ya que cada día revisamos para que no nazcan más).

El proceso de adopción es complicado, debíamos apagar las luces, y en la oscuridad cambiar los huevos por los bebés. La primera pareja (Ruper y Novi) miraban a los bebés con asombro y en 5 minutos no mostraron ninguna actitud de cuidados por lo que no podíamos esperar para hacer el segundo intento. En el segundo intento Gabriela (pareja de Pi) enseguida les acogió, pero a las pocas horas vimos como apartaba a Ajete y cuidaba solo a Perejilo.

Por lo que durante 3 largos días fuimos mamás paloma, cada dos horas alimentando a Ajete, dándole calor, medicándole y rezando a las diosas porque Gabriela y Pi le adoptaran; el tercer día con Ajete más fuerte y activo accedieron a adoptarle.

Y así fue como gracias a Pi y a Gabriela, Ajete y Perejilo se convirtieron en dos preciosas palomas adultas, sanotas y felices.

“-Oye Perejilo, ¿tu sabías que los humanos podían ser mamás palomas?

-Cállate Ajete, nosotros sólo tenemos dos padres y son Gabriela y Pi, deja de inventarte tonterías de tal magnitud.

-Perejilo te prometo que a mí me alimentaron humanos… no estoy loco… creo…”