fbpx
Don Pipo

Fecha llegada: 11-4-19

Un día sonó el timbre, era un vecino con Pipo y sus 300 gramos, asfixiándose, con una patita hinchada, diarrea con sangre y sin poder apenas moverse.

No podíamos acoger gallos machos sin castrar por los posibles problemas de comportamiento, porque las gallinas que aquí viven son mayorcitas y no están para aguantar jovenzuelos hormonados, pero Pipo se moría si no hacíamos nada y no podíamos dejarle morir.

Pipo se salvó después de una semana en la incubadora con oxígeno, antibióticos y comida forzada con probióticos. Conseguimos que pudiera respirar, que bajara la inflamación de su patita y comenzase a hacer vida normal.

Así, Pipo pasó a ser Don Pipo, un enorme gallo, un poco tontorrón y macarra, pero dulce y protector con sus compañeros. Le prometimos que si sobrevivía las primeras 24 horas le llamaríamos Don Pipo, porque eso significaba que sus opciones de convertirse en un imponente gallo eran muy altas, y así fue cómo el pequeño Pipo moribundo se convirtió en Don Pipo, o Don Piporro como le llamamos cuando se pone a cortejar.

“Buenas, ¿Qué pasa? ¿Nunca habéis visto un gallo de 5 kilos cantando a sus muchachas? Soy espectacular, lo sé y me gusto, porque molo mogollón, sobre todo me mola comer cositas ricas y hacer bailecitos seductores.”

Este sitio web utiliza cookies, como todos vamos, es por tí, para que se te personalice la experiencia. Si sigues navegando aceptas las cookies y la nuestra política de cookies, pinche el enlace si quieres más información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies